La bioquímica de la felicidad

La bioquímica de la felicidad

De las recompensas del paleolítico al siglo XXI con la misma biología ¿Qué es lo que nos motiva a la acción? ¿Qué nos genera placer, amor o bienestar? ¿Por qué? En este artículo te cuento cuáles son y cómo funcionan las principales moléculas responsables de la felicidad.

Las recompensas de la Naturaleza

¿Cómo saben los animales qué tienen que hacer?

Todos los animales superiores experimentan bienestar cuando llevan a cabo las actividades destinadas a la supervivencia individual y de la especie. La naturaleza nos recompensa cada vez que se satisfacen las acciones que ella nos impone.

Estas necesidades pueden ser fisiológicas como el hambre, la sed, el deseo sexual y miccional, la defecación, dormir, el contacto físico, el calor materno, las caricias.

Cuando un animal percibe una situación amenazante, ya sea por riesgo de privación o carencia de una necesidad básica, se instala una conducta de búsqueda, deseo o motivación tendiente a obtener el recurso que satisfaga dicha necesidad. Cuando es satisfecha, su consumación produce una recompensa bioquímica placentera que llevará a la reiteración del hábito para producir el aprendizaje y reforzamiento de la conducta de búsqueda.

A medida que las capacidades cognitivas del ser humano se fueron complejizando, muchas sensaciones y emociones se transformaron en sentimientos más complicados. El desajuste de casi todos nuestros mandatos primitivos, el cambio en el entorno, las reglas sociales y la modernidad fueron aumentando el abanico de esas “necesidades” y las humanas también incluyen a otras más complejas como la autorrealización, el estatus y reconocimiento social, el propósito, la seguridad presente y futura derivada de la comprensión de la muerte.

Todos buscamos placer y evitamos el dolor. Y si bien nuestras vivencias sensoriales, emocionales e intelectuales se perciben de forma subjetiva, están muy bien determinadas biológica y químicamente en nuestro organismo. Varias áreas cerebrales y moléculas están implicadas en la conducta de supervivencia, la percepción del placer, la felicidad, la curiosidad, el enamoramiento y la satisfacción.
 

Dopamina

La molécula de la motivación y recompensa

La dopamina es un neurotransmisor que el cerebro produce en bajas cantidades (una cada cien mil neuronas). Interviene en la motivación del movimiento, la emoción, curiosidad, territorialidad, anticipación, recompensa, el control neuroendócrino y la libido sexual.

Cada vez que iniciamos el comportamiento de búsqueda y anticipamos la recompensa que nos dio el aprendizaje, se libera más dopamina y esto nos motiva a la acción.

Realizar actividad física es el mejor y más rápido liberador de dopamina. Si es al aire libre y en tribu, mucho más. Planificar metas y objetivos, hacer listas de tareas y cumplirlas, dedicarse a un nuevo proyecto que involucre la creatividad, curiosidad e interés, retarse a realizar nuevos desafíos son otros estímulos para su síntesis.

La dopamina, adrenalina, noradrenalina, las hormonas tiroideas y la melanina provienen de un precursor común, el aminoácido L-Tirosina. Este puede obtenerse a partir de la ingesta de alimentos ricos en proteína animal o puedes sintetizase a partir del aminoácido esencial L-fenilalanina que también se encuentra principalmente en carnes rojas, pescado, huevo y derivados lácteos.

El placer, la motivación, la capacidad de adaptación al entorno, el estrés, el metabolismo, la tolerancia al sol y el control de las funciones vitales están todos vinculados a través de la adecuada disponibilidad de nutrientes, hábitos y movimiento.

 

Serotonina

La molécula de la armonía

La serotonina cumple un sinfín de funciones neuromoduladoras, regulatorias y es la responsable de nuestro estado de ánimo.

Es sintetizada en un 90% en el tubo digestivo lo que explica por qué la mala alimentación, la inflamación intestinal y la alteración en la microbiota terminan generando neuroinflamación con alteraciones de la conducta, apatía, aislamiento, sueño y depresión.

La serotonina circula por el sistema nervioso central y gastrointestinal y, al bajar la luz solar, se dirige hacia la glándula pineal para transformarse en Melatonina, nuestro mayor reparador y antioxidante que nos conecta con los ritmos de la Tierra y el Sol.

La serotonina nos permite afrontar la adversidad, el desafío, la frustración y el rechazo. Su síntesis ascendente nos ayuda a desarrollar la autoestima, la resiliencia, la capacidad para tomar decisiones, empoderarse y alinearse con un propósito existencial.

Su síntesis depende del aminoácido Triptófano presente en carnes (sobre todo pavo y pollo), pescado azul, yema de huevo, lácteos. Pero lo más importante, es el estado del tubo digestivo ya que será quien dé la información que nos permita mejorar la energía, el estado de ánimo y la calidad del sueño.

 

Oxitocina

La molécula del amor

Conocida inicialmente por sus efectos en el periparto y la lactancia, hoy se sabe que está ligada al vínculo afectivo, el apego amoroso, la libido sexual, la confianza en el otro y la proximidad. Es la base del sentido de lealtad y pertenencia a la tribu.

Tiene diferentes efectos en machos y hembras. En el hombre mejora la erección, la capacidad de eyaculación y disminuye la agresividad. Estimula áreas de la corteza cerebral que lo hacen más susceptible a la escucha y al apego.

En las mujeres, favorece la lubricación, las contracciones uterinas y de las células mioepiteliales de la mama lo que favorece la secreción de leche, la erección del pezón y la areola.  Como la secreción en la mujer es mucho mayor, es la responsable de la capacidad femenina de tener orgasmos múltiples.

En ambos sexos, su síntesis se dispara por el contacto físico, las caricias, abrazos, el sexo, la masturbación y hasta el contacto con mascotas.

Fomenta la percepción de familia, tiene picos brutales en el puerperio y es la responsable del reforzamiento de los vínculos íntimos. Genera analgesia, sedación y relajación. Modula de forma positiva a la microbiota.

El humano es un ser ultrasociable que necesita imperiosamente de la vida en tribu para sobrevivir. La necesidad evolutiva de generar vínculos tan fuertes y la base de los lazos afectivos como los conocemos, estarían todos vinculados a esta maravillosa molécula que nos baja las señales de alerta, nos permite confiar y amar.

 

Comprender la bioquímica humana, su relación con el cosmos y los mandatos naturales es la magia necesaria para recuperar la salud perdida.

 

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De las recompensas del paleolítico al siglo XXI con la misma biología ¿Qué es lo que nos motiva a la acción? ¿Qué nos genera placer, amor o bienestar? ¿Por qué? En este artículo te cuento cuáles son y cómo funcionan las principales moléculas responsables de la felicidad.

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